El taxista mentiroso

Hablemos del caso de Doña Gertrudis, la clásica vecino del quinto que no calla ni debajo del agua.

El otro día estaba indignadísima y asi me lo hizo saber durante los 10 minutos que me tuvo en el portal. Me contó lo que le había ocurrido el día anterior cuando cogió un taxi.

Durante el camino, Doña Gertrudis se explayó como es habitual en ella. Al cabo de un rato, el taxista, quien pareció haber perdido la paciencia, le señaló el audífono de la oreja y le dijo que estaba sordo como una tapia y que se le había estropeado, con lo que no oía nada.

Doña Gertrudis se calló a partir de entonces y fue tras pagar y bajarse del taxi cuando se dio cuenta de que el taxista le había mentido. ¿Cómo crees que se dio cuenta?

¡A pensar! La respuesta la encontrarás aquí.

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